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Desde los primeros años, los niños se pueden relacionar con instrumentos de percusión (como el piano) y con instrumentos más sencillos como la flauta para experimentar con los sonidos. Por lo tanto, la edad ideal para empezar a tocar depende del tipo de instrumento.
Por norma general, se estima que la edad mínima para aprender a tocar la guitarra se sitúa entre los 7 y 8 años; antes de esa edad, los niños no tienen la madurez física necesaria para tocar la guitarra, sus manos son pequeñas y demasiado rollizas para colocar los dedos con precisión sobre las cuerdas y hacerlas sonar.
Eso sí, lo mejor es dejar que el niño elija el instrumento que más le guste, porque si muestra interés por la música, querrá ir más allá y continuar con su aprendizaje. Poco a poco, al descubrir el mundo de la música, irá adentrándose a través de un enfoque más lúdico: a través de la imaginación y la espontaneidad, las clases de guitarra supondrán una sesión de juegos con música y movimiento, no una tarea obligatoria.

Igualmente, aprender a tocar la guitarra aporta muchos beneficios a los más pequeños. A partir de los ocho años, el niño dispone ya de una madurez física y también intelectual, que le permite concentrarse durante al menos 15 o 20 minutos en una actividad concreta.
Por tanto, a esa edad ya pueden tomar clases de guitarra para niños o clases de guitarra online.
Físicamente, con 8 años, los dedos ya son lo suficientemente largos y fuertes para hacer presión sobre las cuerdas.
Además, hay guitarras adaptadas a la edad de cada niño: para los niños de 7-8 años, hay guitarras de ½; para los de 10-11 años hay guitarras de ¾ y para los adolescentes y los adultos, guitarras enteras.
Descubre todo lo que debes saber sobre las clases de guitarra para niños.
Las clases de guitarra: una actividad extraescolar
Cuando empieza el nuevo curso escolar, se inicia la temporada de actividades extraescolares en las que apuntar a los niños. Una de las opciones que siempre barajamos es apuntarlos a clases de guitarra para niños. La música es «el idioma universal» y, como tal, permite que la gente disfrute aprendiendo a tocar un instrumento musical.
A menudo, se considera que la guitarra es el instrumento ideal para aprender en las actividades extraescolares, ya que aprender a tocar la guitarra aporta unos beneficios que son perfectos para los niños.
La guitarra para abrir la mente
El colegio, los deberes, las actividades extraescolares... a menudo, somos nosotros, los adultos, los que abrumamos y causamos tanto estrés a los niños. ¿Por qué no escoger una actividad que, además de estimularles el cerebro y permitirles pasarlo bien, les ayude a descargar la tensión acumulada y a ir abriendo sus mentes mientras aprenden?
Los niños pueden rápidamente descubrir y tocar piezas que les gusten. Esto hará que se amplíe su horizonte y se abra su mente tras descubrir otras culturas y otros tipos de música, como el rock, el blues, el reggae, el country, el funk o el jazz. Existen numerosos curso de guitarra para todas las edades.
Cada estilo de música posee su propia historia y enriquecerá de forma considerable el aprendizaje de los niños. Asimismo, podrán aprender la historia no solo de los estilos de música sino también de la guitarra, así como su evolución.
Salir de su entorno social
Otra ventaja de esta actividad extraescolar es que los niños podrán tocar el instrumento con otros niños que no sean de su colegio o de su entorno social más próximo como sus amigos y su familia: conocerán a otras personas que provengan de distintos entornos sociales y que tengan una historia diferente a la de ellos mismos.

Aprender música mientras juegan
Como actividad extraescolar en sí, las clases de guitarra deben ser dinámicas y divertidas, puesto que con el juego, el aprendizaje suele ser más ameno y los conocimientos se pueden asimilar mejor. Por lo tanto, la mejor manera de aprender es jugando.
Por esta razón, el profesor que escojas, ya sea para clases en línea o para clases presenciales, deberá tener experiencia enseñando a niños, ya que tendrá que recurrir a actividades más lúdicas para aprender y facilitar el desarrollo de distintas habilidades como la memoria o la concentración.
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Clases de guitarra impartidas por profesionales
Es posible tener clases de danza en una escuela de música, en una asociación cultural, en un centro cívico o de manera particular con un profesor privado.
En el caso de las clases en centros como los mencionados anteriormente, los profesores seguirán una metodología igual para todos los alumnos. Por otro lado, las clases particulares ofrecen la oportunidad de beneficiarse de las mejores condiciones para aprender porque el alumno estará totalmente familiarizado con el entorno. La seguridad y la comodidad serán elementos indispensables a la hora de mejorar.
Los beneficios intelectuales y morales del aprendizaje de la guitarra
Ya seas un niño, un adolescente o un adulto, es innegable que la música aporta muchos beneficios. No siempre somos conscientes de las consecuencias de un aprendizaje así, pero están presentes. Por ejemplo, muchas investigaciones han demostrado que las actividades relacionadas con la música activan distintos sectores del cerebro que permiten un desarrollo de la estructura del pensamiento.
Escuchar música es muy beneficioso e incluso relajante, pero tocar un instrumento musical tras haber aprendido un nuevo lenguaje es algo aún más impresionante. De hecho, la música no es una materia aislada, sino que está asociada a otros campos de conocimiento como las matemáticas o la lectura: aprender música implica realizar cálculos matemáticos y aprender a leer mejor. Por ejemplo, con el solfeo, debemos contar los tiempos de las notas y los ritmos.
Aprender a tocar la guitarra mejora la concentración
El profesor Lutz Jäncke, profesor del Instituto Tecnológico de Zúrich (Suiza) destaca que la música supone una terapia neuropsicológica, puesto que mejora, sin duda alguna, las habilidades del lenguaje, la memoria, la concentración, la conducta o la inteligencia espacial (la capacidad de percibir la realidad, apreciando tamaños, direcciones y relaciones espaciales y de reproducir mentalmente objetos que se han observado con anterioridad).
La concentración seguramente sea la primera de las habilidades que los niños desarrollan cuando aprenden a tocar la guitarra, ya que este instrumento requiere de la activación de todas nuestras capacidades mentales e intelectuales para hacer un esfuerzo más o menos constante para realizar una acción específica, como puede ser encadenar una serie de acordes, aprender una técnica concreta como el picking, aprender a ganar flexibilidad en la mano derecha, etc.
En concreto, al tocar un instrumento se activan distintos sectores del cerebro de manera simultánea, ejercitando las conexiones neuronales que permitirán procesar la información de una manera más rápida que una persona que no haya tocado un instrumento nunca. Al aprender a concentrarse, los niños ponen a prueba su voluntad y su determinación: aprenden a focalizar sus pensamientos, lo que evita que se dispersen.
Gracias a las clases de guitarra, desarrollarán esta capacidad de concentración que podrán aplicar a otros ámbitos de la vida, como, por ejemplo, para resolver un problema de matemáticas en el colegio, para jugar al ajedrez o para preparar un examen.

En un mundo en el que nos distraen continuamente el ruido (notificaciones del móvil, la tele, los videojuegos y la contaminación acústica) y las vibraciones y otras notificaciones virtuales, la música se convierte en un santuario para alejarse de todo eso.
En ese santuario, con la guitarra en las manos, se agudizarán todos los sentidos y estarán más alerta: mientras que los ojos leen las partituras o las tablaturas, los oídos están siempre alerta para escuchar la más mínima nota discordante, los músculos de los brazos y de las manos se relajan y el cerebro funciona al 100 % para conseguir sonidos óptimos.
Las clases de guitarra mejoran la memorización
El cerebro de los niños es muy joven a esa edad y funciona como una esponja, es decir, que absorbe mucha cantidad de información. Sus gustos comienzan a perfilarse y se hacen más concretos poco a poco.
Aprender a tocar la guitarra no es complicado en sí: una vez que aprendas a tocar perfectamente los acordes mayores y menores y algunos acordes de séptima y una vez que sepas colocar los dedos en el mástil y que pulses las cuerdas con los dedos y con la púa, podrás tocar muchas piezas, sea cual sea el estilo que prefieras.
Los niños tienen esa capacidad de «absorber» literalmente la información y la guitarra les enseñará a estructurar su memoria y a mejorarla.
Además, son muchos los estudios que han comprobado que los niños que estudian música presentan una mejor capacidad para memorizar y recordar datos que aquellos que no lo hacen. Por lo tanto, las áreas del cerebro donde se encuentra la memoria se ejercitan y se vuelven mucho más activas.
De hecho, en algunos casos, se ha probado que aprender a tocar la guitarra ayuda a los niños disléxicos en cuanto a sus habilidades lectoras y de escritura.
Las clases de guitarra proporcionan disciplina

Las clases de guitarra también proporcionan disciplina a los niños: de hecho, para tocar correctamente este instrumento, hay que pasar muchas horas repitiendo incansablemente las escalas y cometiendo errores para corregirlos después.
Aprender a tocar la guitarra no se consigue como por arte de magia. Hay que cuidar los detalles, hay que planificar bien las clases y tener mucha capacidad de atención, lo que exige constancia y dedicación para obtener buenos resultados.
Como cualquier profesional o cualquier deportista, el músico y el aprendiz de guitarra, en este caso, tienen que repetir sin cesar, prácticamente a diario, las mismas piezas y las mismas notas para interpretarlas correctamente.
Siendo perseverante en este ejercicio, el niño sabrá aplicar esta destreza tanto en el colegio como en la vida en general.
No hay nada más gratificante para un niño que se acaba de iniciar en el aprendizaje de la guitarra que ver cómo poco a poco va logrando tocar esa canción que soñó con tocar alguna vez.
¿Te interesa saber qué hacer si tu hijo quiere aprender a tocar la guitarra?
Las clases de guitarra permiten inculcar valores
Se necesita mucha constancia para lograr tocar correctamente una pieza musical. La práctica diaria es una parte fundamental de esta actividad. El esfuerzo diario así como las ganas de superarse a uno mismo también son habilidades que se aprenden en el mundo de la música.
Escuchar a los demás tocando la guitarra
Es evidente que aprender a tocar un instrumento ayuda a agudizar el oído. Aprender a tocar la guitarra tomando clases, ya sea con un profesor particular o con clases de guitarra para principiantes, ayuda a fortalecer y a mejorar la capacidad para escuchar.
Por un lado, el niño aprenderá a identificar los diferentes sonidos de la guitarra, a aprender a respetar los silencios y a descifrar las fases musicales de una partitura. Será, por lo tanto, preciso aprender a saber escucharse a uno mismo: qué notas están mal, qué hay que corregir, que hay que mejorar...
Por otro lado, sobre todo, si se toca en grupo, aunque también es válida la figura que representa el profesor,se deberá escuchar a los demás: podrá interpretar la emoción que provoca la música, comprender los errores de los demás y autocriticarse. Además, también ayuda a saber cuándo hay que estar en silencio y cuándo es el momento de actuar para estar en sintonía con el resto del grupo.
La música debe compartirse y, al escuchar a los demás, se aprende tanto de uno mismo como de las personas que nos rodean.
Socialización y tolerancia al tocar la guitarra
Para seguir con el tema anterior, es indudable que la práctica de la guitarra, sobre todo, si se hace en grupo, ayuda a mejorar y desarrollar la socialización de los niños, así como su tolerancia.
Tomar clases de guitarra implica aprender a ser responsable: cada alumno debe comenzar y acabar en un momento concreto, no practicar demasiado, no practicar menos de lo previsto, y hay que trabajar de manera constante y regular para conseguir resultados satisfactorios y aprender a llegar a tiempo a las clases. Descubrirán las limitaciones que construyen el carácter y que aportan un sentido de la tolerancia, el respeto hacia los demás y el hecho de ser exigente con uno mismo.
Una de las ventajas de la guitarra es poder tocar solo, para uno mismo, pero también poder acompañar a otros guitarristas o a otros instrumentos.
Los niños aprenderán a corregirse, a autocriticarse y a aceptar sus diferencias y sus defectos y los de los demás. Así, aprenderán a compartir y a tolerar.
Además, es obvio que si se asiste a clases de guitarra grupales, el círculo de amigos y compañeros irá aumentando inevitablemente. El niño y sus compañeros estarán compartiendo una afición, lo que une a las personas. Aprender a tocar un instrumento junto a otras personas genera una conexión artística y fomenta el trabajo en equipo.
Asimismo, no debemos olvidar que tocar la guitarra fomenta la popularidad y facilita las relaciones sociales en general. Si alguien nos dice que es músico y sabe tocar un instrumento, automáticamente le solemos etiquetar como alguien muy interesante.
Aprender a tocar a guitarra mejora la creatividad y el sentido crítico
Practicando la guitarra desde pequeños, los niños desarrollan su sentido crítico: no solo corregirán sus propios errores, sino que repararán en los de los demás, así como en las posibles notas discordantes. El aprendizaje de la guitarra, a su vez, implica en numerosas ocasiones luchar contra las propias limitaciones mentales y técnicas: un niño guitarrista se exigirá a sí mismo para buscar una buena interpretación y aprender dónde debe mejorar.
Gracias a su profesor de guitarra, los niños pueden enriquecer sus conocimientos de guitarra y de la música en general y pueden enfrentarse a otros estilos y otros métodos.
Aprenderán a analizar y a descomponer una pieza y a descubrir su estructura para adquirir más tarde las nociones de análisis que sabrán aplicar a otros dominios de la vida.
Por último, se pondrán a prueba su sentido artístico y su creatividad: cuanto más diversificadas sean las piezas que toquen, más se ampliará su cultura musical y sus gustos musicales irán tomando forma poco a poco.

A fuerza de aprender, repetir, inventar, discutir con el profesor y charlar con otros alumnos, los niños aprenderán a expresar sus emociones, dando rienda libre a su imaginación.
De hecho, al alcanzar unos conocimientos musicales más avanzados, el cerebro fomentará la estimulación creativa, permitiendo que incluso puedan componer sus propias piezas musicales.
Expresar las emociones tocando la guitarra
La música es un lenguaje universal. Se suele decir que el alma se expresa y las emociones se liberan a través de ella. La música que produce la guitarra es un lenguaje diferente que no se puede expresar con palabras.
Tocando la guitarra, los niños podrán revelar otra faceta de su personalidad, expresar qué guardan en el corazón y concretar sus gustos musicales.
Es más, ayuda a vencer la timidez de muchas personas que suelen ser muy tímidas, pues el hecho de tocar un instrumento como la guitarra les ayuda a entablar conversaciones con otras personas que, de otro modo, no harían.
Descubre también cómo hacer menos ruido al tocar la guitarra.
Mejorar el autoestima tocando la guitarra
Puesto que la música es un medio de expresión, también es un signo de una buena autoestima, pues el aprender a tocar un instrumento como, por ejemplo, la guitarra, les enseña a los niños y jóvenes a vencer el miedo y a asumir riesgos, aportándoles cierta seguridad y confianza en ellos mismos.
La música, por lo general, no se crea para quedársela para uno mismo, sino que se suele interpretar delante de un público (ya sea más o menos grande). Será necesario aprender a actuar delante de los demás y, por lo tanto, será necesario tener confianza en uno mismo a la hora de pisar el escenario. Los nervios siempre están presentes a la hora de actuar delante de la gente; no obstante, el saber cómo afrontarlos es parte de ser músico.
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Los beneficios físicos de la práctica de la guitarra
Como normal general, el aprendizaje de un instrumento musical ayuda a los niños a desarrollar habilidades motoras y de coordinación.
Evidentemente, tomar clases de guitarra también ayuda a los niños a desarrollarse físicamente, principalmente en lo que concierne a la psicomotricidad: al aprender a colocar los dedos en el mástil, a coordinar las dos manos, a mantener un ritmo o simplemente a pulsar las cuerdas con la mano derecha, los niños trabajan la independencia de sus extremidades.

Para tocar una pieza entera y concentrarse, también hay que estar en una excelente forma física: la guitarra aporta beneficios en cuanto al control general del cuerpo, a la hora de corregir la postura del cuerpo, con respecto al control de la respiración, incluso en relación con el conocimiento de las habilidades vocales. De hecho, como bien sabrás, se puede aprender a tocar la guitarra a la vez que se canta.
Asimismo, aprender a tocar la guitarra ofrece un impacto directo sobre la salud, pues ayuda a gestionar la ansiedad y el estrés. El niño que esté aprendiendo a tocar la guitarra podrá liberar las hormonas del bienestar (serotonina y dopamina).
Los beneficios culturales de la práctica de la guitarra
Una vez vistos todos los beneficios anteriores, no podemos olvidarnos del factor cultural, pues a través de las distintas clases diarias, el niño irá desarrollando una cultural musical, ampliando su propia cultural general.

El profesor les ayudará a descubrir un universo musical que jamás habrían imaginado: desde la música clásica, hasta el rock, el pop, el funk, el country o el reggae. Les abrirá las puertas al mundo: aprenderán otras culturas y ampliarán sus conocimientos históricos, siempre desde un enfoque lúdico hacia los diferentes estilos, corrientes y épocas.
Las clases de guitarra permitirán que los niños vayan adoptando los distintos recursos que tienen a su disposición y que los podrán poner en práctica a diario, en el colegio o incluso siendo ya adultos.
Las clases de guitarra suponen un aprendizaje de la paciencia, la disciplina y el compromiso con uno mismo, permitiendo que los niños se conviertan en los adultos que ellos hayan querido ser.
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